Esclavas (os) de la Pre-ocupación

Estoy preocupada(o)!... es una frase muy repetida por la mayoría de las personas; yo la conozco...La utilizamos con tanta naturalidad, podemos pronunciarla con tranquilidad o mesura, pero también expresarla con aflicción, dependiendo que tan preocupados estamos... Desde pequeña tuve responsabilidades de las que aprendí lecciones valiosas para mi vida adulta pero también dejaron algunas huellas en mi sistema nervioso: Aprendí a preocuparme demasiado. Muy joven sufrí de diferentes malestares gastrointestinales que, casualmente, desaparecían cuando estaba de vacaciones (Y nada me preocupaba). El yoga y la práctica de movimiento somático me han permitido armar "el rompecabezas". Me di cuenta de  lo qué  pasaba en mi organismo y cómo yo podía   participar para  romper las cadenas de pensamientos preocupantes y sanar mi cuerpo,  utilizándolo al mismo tiempo como herramienta para lograrlo. Aquí les comparto  lo que descubrí

Al preocuparnos, nos estamos adelantando a los sucesos. Ocupamos el pensamiento para darle vuelta y vuelta al tema que nos pre-ocupa, es decir que todavía no estamos en la situación y ya pensamos en ella pre-viamente, ya imaginamos lo que sucederá,  en lugar de sólo ocuparnos de ella cuando verdaderamente se presente. Nos adelantamos a los eventos, lo que implica un gran gasto de energía.

Esos pensamientos de pre-ocupación nos impiden sentir las reacciones que se generan en el cuerpo (se acelera el corazón, sudamos, se contraen músculos, apretamos la mandíbula, se altera la respiración etc.)...además la preocupación va formando cadenas de pensamientos más preocupantes cada vez, lo que  puede llegar a convertirse en una conducta crónica volviéndonos  esclavas(os) de la pre-ocupación.

Ekhart Tolle en su libro El Poder del Ahora dice que la preocupación es un aspecto del miedo y que está producida por exceso de futuro y falta de presencia.

¿Cómo "generar" presencia?  

  • Pon atención  a la cantidad de ocasiones en que te escuchas diciendo que estás preocupado(a)
  • Cuáles son los temas que generalmente te preocupan
  • Qué pensamientos despiertan la preocupación
  • Toma un respiro
  • Nota cómo reacciona el cuerpo (Qué movimientos hace)
  • Toma un respiro
  • Incluye la relajación en tus hábitos; realízala todos los días por tiempos cortos, al principio
  • Reflexiona sobre qué tan reales son tus preocupaciones, es decir, qué probabilidades existen de que suceda eso que temes
  • Busca respuestas a la pregunta: Si sucede lo que temes, cuales serían tus opciones para resolver
  • Toma un respiro
  • Ten a la mano algún aceite aromático que te ayude a relajarte y/o despejar la mente
  • Adopta una actividad de movimiento consciente y realízala al menos dos veces por semana: yoga, tai chi, baila, corre, etc., actividades que te inviten a sentir tu cuerpo, a percibir tu movimiento, a notar cómo te mueves.
Este último punto es muy importante porque tu cuerpo podrá jugar el papel de tu ancla para estar presente. Por ejemplo, llevar tu atención a sentir tus pies y su contacto con la tierra hace que tu presencia visite tus pies , la atención se desvía de los pensamientos preocupantes a la sensación de los  pies y esto  ayuda a disminuir la tensión corporal generada, libera la respiración y rompe la cadena de los pensamientos preocupantes.

Tomar un respiro es lo más repetido en la lista porque notar tu respiración será  vital para para liberarte de esta esclavitud

Ponlo en práctica y comparte qué resultado te da

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